En la vida comunitaria,

« La energía del Espíritu que hay en uno pasa a todos... no solamente se disfruta del propio don, sino se multiplica al hacer a los otros partícipes de él, y se goza del fruto de los dones del otro como si fuera del propio» VC 42

Que brille tu Rostro Señor

«Haced de vuestra vida una ferviente espera de Cristo, yendo a su encuentro como las vírgenes prudentes van al encuentro del Esposo. Estad siempre preparados, sed siempre fieles a Cristo.» PC, 5

Vida Fraterna en el amor

Que cada comunidad se muestre como signo luminoso de la nueva Jerusalén, morada de Dios con los hombres, VC, 45

Reflejo de la Trinidad

La vida consagrada se convierte, en una de las huellas, concretas que la Trinidad deja en la historia, para que los hombres puedan descubrir el atractivo y la nostalgia de la belleza divina. VC, 20

Compromiso y Vigilancia

la primacía de Dios es plenitud de sentido y de alegría para la existencia humana, porque el hombre ha sido hecho para Dios y su corazón estará inquieto hasta que descanse en él. VC,27

CRISTIANOS ASESINADOS



Dentro de la iglesia había un millar de fieles. Fuera, un fanático, probablemente un plagiado, esclavo de un grupo de poder y no discípulo de una comunidad creyente, había decidido sacrificar la vida de aquellos fieles a la mayor gloria de una ideología egoísta y criminal que, despreciando al hombre, desprecia a Dios. 

“Firmes en la fe (Col 2,7). Los jóvenes consagrados, un reto para el mundo”.

El próximo miércoles, 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor al Templo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Este año tiene un lema muy sugestivo: “Firmes en la fe (Col 2,7). Los jóvenes consagrados, un reto para el mundo”.
Ya hace años, durante el pontificado del Papa Pablo VI, en ocasión de esta fiesta se organizaba en Roma una celebración especial por los religiosos y religiosas, agradeciendo a Dios el don de la vida consagrada. Esta fiesta, en la que de manos de María y de José se cumplió la Presentación, esto es, la Ofrenda de Jesús al Templo, se ve como un símbolo de la ofrenda que los religiosos y religiosas hacen de su vida al Señor, en cumplimiento de aquella consagración a Dios arraigada en el bautismo y que los religiosos y religiosas concretan con un especial seguimiento de los llamados consejos evangélicos: la pobreza, la castidad y la obediencia.
Fue en el año 1997 cuando Juan Pablo II hizo extensiva esta iniciativa a toda la Iglesia y constituyó la actual Jornada Mundial de la Vida Consagrada, como jornada de tipo pontificio y universal. Es una buena oportunidad para dar gracias a Dios por el don que ha hecho y hace a su Iglesia y a la humanidad con la vida consagrada. Miles y miles de hombres y mujeres han decidido abrazar la vida consagrada, siguiendo la vocación que sentían en su interior. Son los monjes y las monjas, en sus monasterios de vida contemplativa. Son los religiosos y religiosas de vida activa, en sus comunidades, dedicados a apostolados muy diversos en la Iglesia. Son los miembros de los llamados institutos seculares, que actúan con una especial inserción en el mundo en el que viven también su consagración a Dios.
Todos ellos dan a la Iglesia y al mundo un admirable testimonio de entrega, del seguimiento radical de Jesucristo y de su estilo evangélico de vida, de llevar a plenitud su compromiso bautismal, cada uno según el carisma que ha recibido del Espíritu Santo.
Lo hacen con el voto de pobreza, que les da una especial libertad para entregarse más generosamente al servicio de los demás, sobre todo de los más pobres. Lo hacen con el voto de castidad, para amar todos con Cristo y como Cristo, con un amor universal. Lo hacen con el voto de obediencia, viviendo en comunidad y aceptando estar a disposición de la Iglesia para anunciar el Reino de Dios y servir a todos.
He afirmado que la vida religiosa es un bien para la Iglesia, pero se ha de añadir que también lo es para la sociedad entera. Un estudio sociológico reciente, hecho con metodología científica y dirigido por profesores universitarios, constata el gran servicio que los religiosos y religiosas hacen en Cataluña en ámbitos donde abundan las necesidades sociales.
Merece la pena que, el próximo 2 de febrero, todos demos gracias a Dios por la vida religiosa y a la vez le pidamos que continúe llenando con su gracia a estas personas y que suscite numerosas vocaciones a esta forma de vida evangélica. Que haya jóvenes que opten por esta forma de vida es un verdadero reto para el mundo actual en el que predominan unos criterios muy alejados de los que dan sentido y fecundidad a la vida de los religiosos y religiosas.


El sí de la madurez

Una reflexión sobre el sí de la madurez del padre Alberione, que sintetiza el camino de los consagrados a través de las etapas difíciles de la vida:

«Es fácil dar un sí generoso cuando se es joven, cuando no se han tenido pruebas, cuando la vida ha transcurrido acompañada de situaciones favorables, y las pequeñas dificultades encontradas se han superado con facilidad. Pero en un cierto momento nos damos cuenta que somos insuficientes. Nos creíamos capaces de hacer, de convencer, de construir, y experimentamos nuestra incapacidad.

¿Seremos algún día profetas en la sociedad de la información y del conocimiento?

Escrito por José Cristo Rey García Paredes, CMF



En su misión pastoral la Iglesia ha ido emanando documentos que nos han ido acompañando en el gran proceso de mundialización en que nos hemos visto envueltos en estos últimos años: nos han planteado valores y también reservas morales. Ya en el año 1971, la instrucción pastoral “Communio et Progressio” se planteaba lo siguiente: 

“Surge aquí el difícil interrogante de si estamos en el umbral y comienzo de una era total-mente nueva en las comunicaciones sociales, y asimismo de si se trata de unas comunicaciones que influyen no tanto cuantitativa como cualitativamente. Cada vez resulta más difícil responder a esta cuestión”. 

Los mecanismos de defensa


los mecanismos de defensa son procesos psíquicos mentales habituales, inconcientes y a veces patológicos que el yo usa para hacer frente a los conflictos con la realidad externa e interna afectiva. La finalidad es mascarar con los comportamientos exteriores, la realidad interior para mantener el equilibrio del Yo, protegiendo la estima de sí, amenazada de fuerzas pulsionales, y neutralizando los conflictos. 3 caracteríscicas comunes:

§  niegan, falsifican o deforman la realidad interna y externa.
§  Son automaticos y no actos deliberados
§  Actúan en el inconciente, por eso la persona no es conciente.

Para poder entender el ruol y el funcionamiento de los mecanismos de defensa es necesario partir del concepto de frustración. Todos los obstaculos que blan a la persona en su esfuerzo de alcanzar un fin pueden ser reconducidos a 4 causas fundamentales:
§  De ambiente físico
§  Limitaciones biológicas
§  Complejidad de la estructura psicológica
§  Ambiente social.
La reacción a una situación de frustración puede ser adapta o no a dapta: es adapta cuando sierve a resolver la situación; es inadapta cuando crea una frustración.

Comportamiento adapto puede ser un esfuerzo suplementario, cambio de medios, la redefinición de la situación. Comportamiento inadapto son agresión, refresión, fijación, etc. cuando un dindividuo es sometido a una grave o prolungada frustración, su incapacidad de alcanzar el fin puede hacer surgir sentimientos de fracazo personal y de ansia. A este punto puede adoptar un comportamiento defensivo, o sea recurrir a los mecanismos de defensa. 4 categorias:

§  Ataque y agresividad: se funda en la afirmación de si. Puede asumir la forma de sentiemientos y acciones de ira o de rabia, de efectiva violencia física contra objetos o personas, de ataques verbales (denuncias y calumnias) de fantasía, violencia y agresión.
§  Evasión: cuando la situación es percibida como dificil, el sujeto puede reaccionar retractandose a la necesidad de tomar una decisión, en la medida de lo posible la situación misma (difersas formas de evasión)
Remoción: la exclusión de la conciencia de especificas necesidades y actividades o contenidos psicológicos.
Proyección: es el procesos con el que se atribuyen a otros los propios atributos desvalorizados.
Fantasia o sueño: la tendencia del pensamiento a dejarse guiar de necesidades y emociones personales, y no de la realidad objetiva.
Regresión: fomas de comportamiento precedentes y menos maduras.
La fuga: respuesta a la frustración: una persona huye del obtáculo frustrante y obtiene la satisfacción de las necesidades en varios modos: fantasía, sueño, alcoholismo, droga, evasión del trabajo. Una forma esepecífica de este mecanismo de defensa es huir en la enfermedad.

§  Reinterpretación: el proceso de justificación de las propias necesidades, creencias y comportamientos cuando son desaprovados por si mismos y por los otros.

§  Sustitución del fin: sustituye los fines actualmente inalcanzables otros posibles y relativamente equivalentes.

La sublimación:  adoptar conductas o sentimientos que son que están al mismo tiempo en armonía con los impulsos o deseos originales y con las exigencias de la sociedad y de la conciencia.
Identificación: proceso del modelarse a imagen de otro individuo o grupo.
Formación reactiva: establecerse de una forma de respuesta interpersonal en directa contraposición con una fuerte tendencia inconciente.

El compromiso de la oracion en la vida de los consagrados



L’OSSERVATORE ROMANO, 4 de enero de 1995



1. La tradición cristiana siempre ha puesto en un lugar destacado la contemplación como expresión altísima de la vida espiritual y momento culminante del proceso de la oración. El acto de contemplación da plenitud de significado a la a religiosa, cualquiera que sea, como consecuencia de la especial consagración que constituye la profesión de los consejos evangélicos. En virtud de esta consagración, la vida religiosa es -y no puede menos de ser- vida de oración y, por tanto, de contemplación, incluso cuando, en el enfoque de la espiritualidad y en la práctica, el tiempo atribuido a la oración no es exclusivo ni predominante.
Por esto, el Concilio afirma: «los miembros de cualquier instituto, buscando ante todo y únicamente a Dios, han de unir la contemplación, por la que se unen a Dios de mente y corazón, con el amor apostólico» (Perfectae caritatis, 5). Así, el Concilio subraya que la contemplación no solamente es necesaria en los institutos de vida puramente contemplativa, sino también en todos los institutos, incluidos los que se dedican a obras apostólicas que exigen gran empeño. El compromiso de la oración es esencial en toda vida consagrada.

2. Eso es lo que nos enseña el Evangelio, al que se remite el Concilio. Un episodio evangélico que suele evocar con gran frecuencia al respecto (cf. ib.) es el de María de Betania que, «sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra». A Marta, que deseaba que su hermana la ayudara en el servicio y por eso solicitaba la intervención de Jesús para impulsarla al trabajo, el Maestro respondió: «María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10, 38-42). El significado de esta respuesta es transparente: la mejor parte consiste en escuchar a Cristo permaneciendo cerca de él, con adhesión de espíritu y de corazón. Por eso, en la tradición cristiana, inspirada en el Evangelio, la contemplación goza de una prioridad indiscutible en la vida consagrada. Más aún, el Maestro, en su respuesta, da a entender a Marta que la adhesión a su persona, a su palabra, a la verdad que él revela y transmite de parte de Dios, es lo único (realmente) necesario. Equivale a decir que Dios, y también su Hijo hecho hombre, desea el homenaje del corazón antes que el homenaje de la actividad; y que el sentido de la religión inaugurada en el mundo por Jesús es adorar «al Padre en espíritu y verdad» (Jn 4, 24), como a él mismo le agrada, de acuerdo con lo que enseñó a la samaritana.

3. En esta prioridad del homenaje del corazón, el Concilio enseña a ver también la respuesta debida al amor de Dios que nos ha amado primero (cf. Perfectae caritatis, 6). Los consagrados, buscados por el Padre de modo privilegiado, están llamados a su vez a buscar a Dios, a dirigir sus deseos hacia el Padre, a entablar contactos de oración con él, a entregarle su corazón con amor ardiente.
Esta intimidad con Dios la realizan en la vida con Cristo y en Cristo. Dice el Concilio: «Procuren con afán fomentar en toda ocasión la vida escondida con Cristo en Dios (cf, Col 3, 3)» (ib.). Es la vida escondida, cuya ley fundamental enuncia san Pablo: pensar «en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Col 3, 2). Este aspecto escondido de la unión íntima con Cristo se revelará en su profunda verdad y belleza cuando nos encontremos en el más allá.

4. Sobre la base de esta razón esencial de la vida consagrada, el Concilio recomienda: «Los miembros de los institutos (religiosos) deben cultivar con asiduo empeño el espíritu de oración y la oración misma» (Perfectae caritatis, 6). Baste aquí explicar que el espíritu de oración se identifica con la actitud del alma que tiene sed de la intimidad divina y se esfuerza por vivir en está intimidad, con entrega total. Esta actitud se expresa en la oración concreta, a la que se dedica cierto tiempo cada día de la vida. También en esto se imita a Jesús que, incluso en el periodo más intenso de su ministerio, reservaba momentos para el diálogo exclusivo con el Padre en la oración solitaria (cf. Mc 1, 35; Lc 5, 16; 6, 12).

5. Ya se sabe que en la tradición cristiana se suelen distinguir varias formas de oración y, en particular, la oración en común y la oración solitaria. Ambas son útiles y generalmente están prescritas. Tal vez hay que evitar siempre que la oración común haga perder el hábito de la oración solitaria, o que ésta predomine hasta el punto de eliminar o quitar valor a la oración común. Un auténtico espíritu evangélico de oración regula ambas formas, de acuerdo con una dosificación benéfica para el alma, que los fundadores y los legisladores de los institutos religiosos establecen en sintonía con la autoridad de la Iglesia.
Lo mismo se puede decir acerca de la distinción entre la oración vocal y la oración mental llamada simplemente oración. En realidad, toda oración debe ser plegaria del corazón.
Jesús recomienda la oración humilde y sincera: «Ora a tu Padre, que está en lo secreto» (Mt 6, 6), advirtiendo que no es la palabrería lo que hará que Dios nos escuche (cf. Mt 6, 7). Pero también es verdad que la oración interior, por la misma naturaleza del hombre, tiende a expresarse y manifestarse en palabras, en gestos y en un conjunto de actos de culto externo, cuya alma sigue siendo siempre la plegaria del corazón.

6. El Concilio señala también las «genuinas fuentes de la espiritualidad cristiana» y de la oración (Perfectae caritatis, 6): son la sagrada Escritura, cuya lectura y meditación sugiere para poder entrar más a fondo en el misterio de Cristo, y la liturgia, sobre todo la celebración eucarística, con la riqueza de sus lecturas, la participación sacramental en la ofrenda redentora de la cruz, y el contacto vivo con Cristo, alimento y bebida, en la Comunión. Algunos institutos promueven también la práctica de la adoración eucarística, que favorece la contemplación y la adhesión a la persona de Cristo, y ayuda a testimoniar el atractivo que su presencia ejerce sobre la humanidad (cfJn 12, 32). Son dignos de alabanza y de imitación.

7. Ya se sabe que hoy, al igual que en el pasado, hay institutos «puramente contemplativos» (Perfectae caritatis, 7). Conservan una misión importante en la vida de la Iglesia, aunque el apostolado activo sea una urgente necesidad en el mundo de hoy. Es el reconocimiento concreto de la palabra de Cristo sobre lo único necesario. La Iglesia tiene necesidad de esta oración de los contemplativos para crecer en su unión con Cristo y obtener las gracias necesarias para su desarrollo en el mundo. Por consiguiente, los contemplativos, los monjes, los monasterios de clausura son también testigos de la prioridad que la Iglesia atribuye a la oración y de la fidelidad que quiere que se mantenga a la respuesta dada por Jesús a Marta sobre la mejor parte elegida por María.

8. Conviene, en este momento, recordar que la respuesta a la vocación contemplativa implica grandes sacrificios, en especiál la renuncia a una actividad directamente apostólica, que hoy particularmente parece tan connatural a la mayoría de los cristianos, tanto hombres como mujeres. Los contemplativos se dedican al culto del Eterno y «ofrecen a Dios el magnífico sacrificio de alabanza» (ib.), en un estado de oblación personal tan elevado que exige una vocación especial, que preciso verificar antes de la admisión o de la profesión definitiva. Ahora bien, es preciso advertir que también los institutos contemplativos tienen en la Iglesia una misión apostólica. En efecto. la oración es un servicio a la Iglesia y a las almas. Produce «abundantes frutos de santidad» y proporciona al pueblo de Dios una «misteriosa fecundidad apostólica» (ib.,). De hecho, ya se sabe que los contemplatívos oran y viven por la Iglesia, y a menudo obtienen para su vitalidad y su progreso gracias y ayudas celestiales muy superiores a las que se reafizan con la acción.

A este respecto, es hermoso concluir esta catequesis recordando que santa Teresa del Niño Jesús, con su oración y su sacrificio, contribuía a la evangelización igual y más que si se hubiera dedicado completamente a la acción misionera. Hasta el punto de que fue proclamada patrona de las misiones. Eso pone de relieve la importancia esencial de los institutos de vida contemplativa, insistiendo en la necesidad de que todos los institutos de vida consagrada, también los que se dedican al apostolado más intenso y más variado, recuerden que la actividad -incluso la más santa y benéfica en favor del prójimo- no dispensa nunca de la oración como homenaje del corazón, de la mente y de todo la vida a Dios.

Vision Cristiana del Ser humano, I


Cada uno afronta la vida humana según la importancia que da a unos y otros elementos. Por ejemplo quien está muy interesado en la disciplina educará bien sus inclinaciones con exigencia y esfuerzo. Otra que da prioridad a las inclinaciones personales sobre la disciplina, no exigirá lo mismo.

Hay diferentes formas de  considerar como es el ser humano. Y, de esos enfoques diferentes, surgen formas muy diversas de cómo cultivar la formación humana. 

El marxismo consideraba al individuo inferior a la sociedad y, desde ese punto de vista concluía que debía eliminarse un ser humano si así lo requerían los planes de la sociedad. Por el contrario el Evangelio considera la vida humana superior a los planes que tenga un grupo de personas. Nunca, por lo tanto, se le puede suprimir.

Es posible que muchos no nos demos cuenta de que tenemos una forma particular de ver al ser humano. Con frecuencia pensamos que todos tenemos ideas semejantes. Pero no es así. Hay diversas formas de verlo. Y, según la idea de cada hombre, resultan determinados medios y métodos para la formación. 


Por eso, aunque no nos demos cuenta cada persona ve la imagen del ser humano desde un ángulo personal. Y ¡Atención! Hay visiones equivocadas, así como hay visiones válidas sobre la imagen correcta del ser. 




Visiones del ser humano

A continuación exponemos tres formas de ver a la persona:

  • una visión humana constructiva, 
  • una visión humana destructiva
  • una visión cristiana. 


Es decir, podemos ver al ser humano con ojos simplemente humanos y con ojos cristianos. Creemos que la visión cristiana del hombre es buena, pues nos la ha revelado Dios. Pero hay visiones humanas que despojan al ser humano de muchos valores y lo destruyen.  hay también visiones humanas que lo enriquecen y mejoran. Y, como cristianos consideramos buenos los ejemplos y consejos que nos da Jesucristo sobre el hombre. Por eso los cristianos aceptamos como bueno el sacrificio físico. También consideramos negativos los consejos de quienes rechazan el valor de la disciplina. Y consideramos valiosos los consejos de quienes valoran la libertad.

En los siguientes artículos vamos a presentar una visión del ser humano cristiana y humana.. Queremos tomar, todo lo bueno de las ciencias humanas y la experiencia que los siglos han aportado para la correcta visión del ser humano así como también principios cristianos.

¿Por qué puedo decir que soy muy feliz?







Hace casi diez años que tomé la decisión más importante de mi vida: dejar a mis padres, a mi familia y el ambiente en que vivía (la escuela, mis amigos, el grupo juvenil de la parroquia), lo cambie todo por un único amor: Jesús, el Hijo de Dios, que robó mi corazón. Poco a poco me fue descubriendo el gran amor que me tiene y que le llevó a dar su vida por mí en la cruz. 
Hubo muchos acontecimientos en el transcurso de mi discernimiento vocacional que me invitaban a seguirlo, pero lo que más escuchaba en mi corazón era esa voz que me decía: te amo más que nadie… nadie te ama como yo… 
Yo sabía que me hacía falta algo, sabía que era feliz con lo que hacía, con mi familia y mis amigos, pero quería algo más, me daba cuenta de que otros no eran felices como yo, que no conocían a Jesucristo y que sufrían mucho, entonces me pregunté ¿cómo puedo ayudarlos, qué puedo hacer para darles a conocer el amor que Jesús les tiene? 
La única respuesta que encontré fue la de dar mi vida al servicio de los demás, pero no sabía en concreto a quiénes quería Jesucristo que yo sirviera, miraba a los mendigos, a los niños abandonados, a los enfermos y no encontraba la respuesta a mi pregunta ¿a quienes he de ayudar? 
Y sucedió que en un retiro espiritual al que asistí, estando yo ante la presencia de Jesús sacramentado me atreví a formular mi pregunta, yo le hablé a Jesús de los pobres que veía en las calles mendigando y de las necesidades que veía en ellos, pero también le hablé de otros hombres (los sacerdotes) que sabía necesitaban atención, peroaparentemente no eran muy pobres. 
Y mi sorpresa fue muy grande cuando a mi pregunta ¿por quién quieres que te consagre mi vida?... escuché en mi corazón… ¡POR ELLOS… LOS SACERDOTES! No lo podía creer, mi pregunta estaba contestada, me sentí la persona más feliz en el mundo, ya no tenía que buscar más, Jesús mismo había respondido a mi pregunta. 
Y ahora cada vez que sirvo a un sacerdote, que lo ayudo a caminar o a moverse si está enfermo ó le ayudo en cualquier otra necesidad, puedo escuchar las palabras de Jesús que me dice: “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40). 
Por eso soy muy feliz, porque le atiendo a Él mismo en la persona de sus sacerdotes, ellos aparentemente no necesitan de ayuda, pues los vemos casi siempre rodeados de personas que los quieren y los acompañan, pero cuando son ancianos, muchos de ellos se encuentran totalmente solos, cansados y enfermos y sin nadie que los atienda, pues lo dejaron todo para servir a la Iglesia. 
Por esta razón el Instituto de Siervas Guadalupanas de Cristo Sacerdote al cual pertenezco tiene esta misión de atender al sacerdote anciano y enfermo y de ayudarlo en sus necesidades pastorales, orando constantemente por su santificación mediante la nuestra. Es hermoso consagra la vida a Dios en el servicio a sus sacerdotes viendo en ellos al Cristo de la tierra.
Que Dios os Bendiga. 





Hna. Marga

La Formación Permanente



 La formación permanente tiene el mismo ritmo de la vida. Ahí donde el proyecto de Dios nos ha asignado vivir.  

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